De nuevo inicio un viaje a un destino donde la carretera de su acceso recorre un tramo paralelamente a los ríos Cinca y Alcanadre y bajo unas inmensas ripas. Esta singular orografía se fue modelando desde finales del Mioceno hasta alcanzar su belleza actual.
De nuevo enredado entre palabras, pinceles pero felizmente con niños. Esta vez el agua, color y papel de mis acuarelas se han prestado a un juego que, con apariencia de sencillo, ha resultado muy exigente. Pintar una acuarela en directo ante un público infantil requiere una capacidad de empatía y entrega total.
El pasado día cuatro de junio de 2015 se realizó una actividad de plástica en el Colegio Público Francisco Galiay Sarañana de Ballobar . En este pueblo oscense del Bajo Cinca la luz se abrió a mis ojos y la vida que allí recibí se ha ido poblando con el tiempo de máscaras, palabras y formas.
Este colegio, también a los pies de las laderas de estas ripas tan características del entorno, está ubicado junto al cauce de la Valsalada , torrentera que recoge las aguas fluviales de las tierras de labor monegrinas. En su biblioteca amplia y luminosa nos hemos encontrado con la palabra de un gran poeta, Carlos Reviejo, especializado en literatura infantil. Qué mejor forma de realizar una actividad plástica ante niños de todas las edades que ilustrando un poema pensado para ellos. El poema seleccionado pertenece al libro El Sapo y la Luna y su título es Pastor de Estrellas:
PASTOR DE ESTRELLAS (Cuento)
No sé si es tan sólo un cuento
o es historia lo que cuentan.
Dicen que una tarde a un niño
le dijeron en la escuela:
-De mayor, ¿qué quieres , ser?
Y él dijo:
-Pastor de estrellas.
La maestra le miró,
le acarició la cabeza,
y pensó en las fantasías
de que es capaz la inocencia.
Sigue la historia contando
– ¿o es cuento lo que se cuenta?
que el niño, al pasar el tiempo,
desistió de sus quimeras.
Después, para compensar,
la vida le hizo poeta.
Conocí al poeta Carlos Reviejo en Teruel hace ahora quince años con la ocasión de la edición de Versos en el Jardín que dirigía Antonio Losantos. En estas jornadas poéticas se entrevistaba a los poetas invitados, se les recitaba al compás de música en directo y se daba color y forma a un poema seleccionado. Esa era mi labor en aquellas tardes largas y luminosas del principio del verano. A diferencia de esos tiempos pasados que pintaba con óleos, actualmente empleo como medio de expresión la acuarela.
Dos adjetivos son suficientes para definir la personalidad de Carlos Reviejo: inteligente y cautivador. Estos calificativos engloban los de bueno, apasionado, trabajador…Si visitamos su lugar de nacimiento, El Tiemblo (Ávila), nos saldrían al paso los Toros de Guisando, conjunto escultórico de siglo II a.C., cuatro toros que miran al poniente y que contienen en sus pétreas hechuras toda una posible definición de creación artística: poseen la capacidad de no representar fielmente al animal real y albergan en sus formas significados ( dados a muchas interpretaciones) más allá del que tienen. Sin duda esta perenne lección de creación está presente en toda la obra literaria de Carlos Reviejo: ritmo, inventiva y juego.
El juego simbólico constituye uno de los principales campos de su literatura. Posee la facultad de moverse en una realidad que transciende el aquí y el ahora: leyéndolo percibes su modo de ofrecer al niño palabras que no son importantes por lo que definen, sino por lo que transcienden por lo que se pueden hacer y jugar con ellas. Esa es la gran lección ofrecida al lector infantil, su enseñanza creativa.
Sus poemas tienen algo contagioso, concebidos para niño también atrae la mirada del adulto. Su literatura cumple con el cometido estético de adecuarse a la capacidad de los niños, pero en su conjunto no parecen ser creadas solo para ellos, no imita el mundo de los niños ni moraliza, mas bien convierte el mundo de la sencillez en buena literatura.
La imagen del Pastor de Estrellas fue naciendo poco a poco, primero el dibujo esquemático y paso a paso, con explicaciones sencillas sobre el color, reservas de luz y movimientos de pincel, la mano, siempre pendiente del silencio inspirador, fue contagiándose de las ávidas e inocentes miradas de todos los niños y con ese apoyo terminé este singular rostro entre estrellas. Finalizadas las formas solo me preocupa que su significado continúe en esos jóvenes ojos. Esas miradas atentas que en realidad me empujaron en mi trabajo, me han demostrado que la cultura no se hace en las cumbres, en centros para exquisitos, sino abajo en el valle, entre paredes de un colegio de un pequeño pueblo. ¡Lo celebro!
Amigo Pascual: Quince años… Toda una vida, para los que ya, desde la atalaya del vivir, vemos que es mucho más lo vivido que lo que nos queda por vivir. Pero, a pesar de todo, cómo olvidar aquella grata experiencia de «Versos en el jardín». Y, sobre todo, vuestra generosidad, la de Antonio y la tuya, para conmigo.
Cómo agradezco tus apreciaciones sobre mi poesía. Siempre he creído que la sensibilidad infantil es capaz de captar más de lo que suponemos. Por eso siempre me dirijo a ellos con el respeto y la intención con el que lo haría para los adultos. Tú lo entiendes, porque algo de eso hay también en tu pintura: belleza sin complejos adjetivos que la distraigan.
Cuánto me alegra saber de ti y conocer que sigues por el camino del arte por esos mundos de dios.
Gracias y un fuerte abrazo.
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