Diario
La senda del arte es un ejercicio de sinceridad. La sinceridad es comunicativa. Sin velos ni engaños un trabajo artístico penetra más fácilmente en la retina del espectador. Toda obra de arte es una propuesta de relación por parte de su creador con otro ser humano. Sin sinceridad no existe relación.
Luz y abismo. La luz solo se muestra cuando se intercede en su camino, cuando se la interrumpe en su estela de abismo. Cualquier niño sabe que el rayo de luz de una linterna en la oscuridad solo se hace visible en su encuentro con un objeto; su esencia recorre oscuramente el abismo en espera de un encuentro. La oscuridad, esa quietud opaca y acogedora, acepta ser símbolo de todo principio. Aunque parezca paradójico la invisibilidad es una de las propiedades mas evidentes de la luz.
El viento columpia rama a rama todo un bosque; en mi piel siento su ritmo transparente. El viento aviva el fuego de la intuición en estas tardías horas en el que el cielo luce el color embriagador del vino. Al anochecer los ojos dejan de ver las huellas de sus pasos en la luz y descienden a ellos imágenes de la visionaria presencia de la memoria. En esta oscura dimensión van situándose cercanos presentes y pasados sin tiempo ni espacio. Viento vital.
El hombre, por virtud del amor que lo engendra, se hace multitud. Necesitamos a los otros para ser verdaderos, en palabras de Octavio Paz:
…muestra tu rostro para que al fin vea
mi cara verdadera, la de otro,
mi cara de nosotros siempre todos…
Todo trabajo necesita tiempo, esfuerzo y entrega, también la tarea artística. Pero ésta se impregna de matices muy distintos porque nace de otras inquietudes. Aunque parezca extraño una actitud creativa surge de una acción que relaja, de un abandono de si que fomenta la imaginación y nutre de intuiciones; crece con sensación de fiesta creativa que fluye sin esfuerzo. Algo que lo diferencia a otras faenas es que no se ajusta a ninguna norma de horarios y obligaciones. Es cierto que con estas condiciones tan singulares surgen tiempos y pausas de sequía creativa, como me comentaba la artista Blanca Basabe paseando por Teruel, que pueden durar días, semanas o quizás más.
Fotografía de Chema Espinosa
Deduzco que es porque el ocio generativo no se amolda a horarios. En esos tiempos latentes hay que permanecer a la espera hasta que la fiesta plástica acuda de nuevo a visitarnos. La mente parece que necesita vaciarse de formas y visiones periódicamente para provocar reposos reconstituyente, para iniciar de nuevo su empuje.
En octubre se retrasan los relojes. Desnudez de los árboles, amarillos crujidos acompañan a mis pasos. El tiempo del otoño desconoce al «tiempo».
[…] Palabras y sus sombras […]
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