Despedregar puede ser la faena más incómoda de las que se realizan en el campo. Al labrar, de la tierra, brotan piedras quebradas que con paciencia el agricultor las va recogiendo, apartándolas de las parcelas y amontonándolas. Tras este penoso trabajo de acumulación, éstas pueden adquirir un destino noble y útil al aprovechar el hombre su consistencia, formas y tamaño en la construcción de paredes. Estas pueden ser: lindes de los campos, o bien encauzar los caminos rurales o, enfrentándose a una gran verticalidad en las paredes de los mases.
Un Mas es una pequeña casa de una sola planta habitual en el paisaje monegrino sin tabiques interiores. Se ubicaban en las tierras de labor muy lejanas al pueblo de Ballobar. Se diseñaban para albergar en una sola pieza cocina y dormitorio. Eran totalmente necesarias en tiempos de labranza y recolección, pues para llegar a ellas, antaño, se empleaba más de un día de viaje con carros, apeos y animales. En estos mases se vivía durante el denso tiempo de sazonar la tierra y la larga y agotadora tarea de la cosecha.
Las paredes de piedra seca, donde la habilidad y el ingenio afloran, ofrecen a la vista distintas formas de utilizar las piedras. Una de las más hermosas es la usada en los Monegros de Ballobar ( Huesca). Esta técnica transmitida de generación en generación me obliga a leer un poema de Joan Vinyoli:
ESCOMBROS
Mira, yo soy una pared. Alzáronla mis padres
piedra sobre piedra hasta la altura
que ves, una pared de casa humilde.
Mira cómo se agrieta,
cómo se va cayendo poco a poco, con sordo,
duro estrépito.
Pero ya derribada,
con las manos obreras de palabras,
noche tras noche,
pacientemente desescombro
y de nuevo construyo.
Poema que reclama una reflexión.
Un largo recorrido, en compañia de mi amigo José Ramos, por estos horizontes monegrinos llenos de lomas lamidas por el viento y la lluvia me ha permitido visitar algunos mases en donde el aparejo de la piedra es totalmente diferente a otras regiones. Si nos proponemos definirlo con un titular lo nombraríamos como aparejo de espina de pez.
En la construcción existen distintas variaciones de formas de aparejar paredes, destaco dos más características: el incierto, llamado por los romanos opus incertum en donde las piedras de multiples formas se manipulaban a golpes de martillo para que casaran entre sí, dando sensación desordenada y aleatoria en las hiladas, y el aparejo inglés o el opus quadratum .
El singular aparejo de Espina de pez resulta de una combinación extraña de piedras para alcanzar una sencilla solución del potencial de éstas. Una imagen vale más que cualquier palabra que intente describirla. Estas piedras en las manos del hombre son su memoria y devenir. Es difícil saber quién introdujo esta técnica de construir en estos parajes monegrinos, sabemos de su origen romano que llamaban opus spicatum la colocación del ladrillo en vertical.
La versión ballobarina horizontal puede que se deba a la inspiración provocada por este paisaje de mil horizontes. La mirada o, flota en el aire lineal o camina entre guijarros devastados de la tierra. Este paseo por los mases de Carreras, Zenón, Emilio el escolano, Pablo Romero, Casa Gamón, Sanz y el alto y aireado mas de Javierre en el canto del término de las Menorcas que ilustra la portada de este texto, te hacen palpar la soledad y sentir un extraño vértigo de belleza.
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