Vuelvo a escuchar Like a Rolling Stone y pienso que es una canción que invade todos los elementos de la música: timbres, ritmos, melodías y poesía. Sones producidos por el leve batir de las alas de la creación que se renuevan en su vuelo. Escucho la voz de un poeta del sonido que con esta canción, sabia como el aire, lleva sobrevolando cincuenta años. La voz de Bob Dylan dando tumbos se expande como las nubes en el espacio y al oírlo reiteradamente temblamos perdidos entre los pliegues de sus armonías.
Bob Dylan es una de las personalidades más fascinantes del siglo XX y de lo poco que llevamos del XXI. Si no recuerdo mal el gran Leonard Cohen dijo en 1988 que Dylan es como un Picasso con esa exuberancia, variedad y asimilación de la historia de la música. Desde luego no se refería Cohen a sus apuntes y acuarelas, sino a su genialidad musical. Pero sus dibujos y pinturas también tienen su espacio, discos y libros. En 1970 publicó su LP Self Portrait cuya portada era un atrevido y audaz autorretrato, en 1994 editó sus cuadernos de dibujo en forma de libro Drawn Blank, y esta obra fue expuesta en el año 2007 en el museo Kunstsammlungen Chemnitz ( Alemania).
Aventurero más allá de la música y a la buena ventura, Bob Dylan no es solo músico y poeta, sino pintor, literato, actor y cineasta. Sam Peckinpah le ofreció la oportunidad de participar como actor en Pat Garret y Billy el niño donde interpretó su inolvidable Knockin on Heaven´s door y el cineasta Larry Charles rodó Anónimos con guión escrito por Bob y actuó junto a actores como Jeff Bridges y Penélope Cruz. Como escritor intentó la narrativa en 1966 con la novela Tarántula, y como cineasta en 1975 dirigió la película titulada Renaldo and Clara con guión de Sam Shepard. Novela y película se pueden considerar sus únicos fracasos por su fatal acogida por la crítica en su momento.
Like a Rolling Stone es una canción que se grabó los días 15 y 16 de junio de 1965 en Columbia Studio. Comienza como un cuento, Había una vez… ( once upon a time…), pero se desarrolla como farsa y mucha ironía. Es la historia del fracaso de una mujer, Miss Lonely, que desde la comodidad y la abundancia viaja a la dura mendicidad y miseria.
En la pregunta tan repetida y casi salmódica del estribillo que acentúa el contraste de la vida holgada y el fracaso:
How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?
¿Cómo te sientes / cómo te sientes / como una completa desconocida / sin domicilio conocido / rodando como una piedra?, casi percibes una respuesta de Miss Lonely inexistente, – Muy bien, gracias, en plena tragedia, desnuda y sin orgullo. Bob Dylan hace resonar en este estribillo tres palabras que por semejanza fonética en inglés fail, fall, feel, ( fracasar, caer, sentir ) engloban el espíritu de la canción.
Esta inspiradora Miss Lonely educada en los mejores colegios acaba aprendiendo las mejores lecciones sobreviviendo en las calles, donde ya nada tiene que perder ni secretos que ocultar, invisible a las miradas insidiosas:
When you got nothinh, you got nothing to lose
You´re invisible now, you got no secrets to conceal
Cuando no tienes nada, nada tienes que perder, / Ahora eres invisible, no tienes secretos que ocultar
Si escuchamos y meditamos las últimas estrofas de la canción, ¿no percibimos, en resumidas cuentas, un final feliz, un final de cuento? ¿Acaso no anhelamos un total desapego y abandono de nuestros prejuicios y preocupaciones? Miss Lonely, que nada posee, nada oculta y su pasión se ha tornado cristalina, puede que, desde esa llanura inhóspita y con la vista en un horizonte lejano y desnudo, nos inquiera, ¿y tú que cantas, pintas y escribes, qué ocultas, por qué mientes, qué pretendes aparentar? ¿Somos capaces de responder?
Ilustran Like a Rolling Stone «tres collages para un rostro». Acuarelas Pascual Berniz
Sí señor, cincuenta años en la cumbre de los artistas totales. ¿Has visto sus esculturas de hierro? Yo aún sigo pensando que la mejor prosa posible para estos tiempos es la de sus ‘Crónicas’, que al mismo tiempo, como dices a propósito de Cohen y Picasso, es la prosa de siempre. El hecho de que en todas sus manifestaciones artísticas tome de la tradición no creo que sea tanto herencia como lenguaje compartido. Yo siempre lo tengo cerca, y me producen tanto entusiasmo sus últimos discos, letra y música, como los primeros, algunos incluso más. Lo más grande que tiene es que todo en él parece verosímil, cercano, factible, hasta que descubres su rara complicación. Nunca al revés.
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